La carga mental

Emma Clit nos acerca a través de viñetas una serie de vivencias por las que todas o casi todas hemos pasado o pasaremos, en nuestra vida. Con este libro propone visibilizar las desigualdades de nuestro día a día y cambiar nuestra mirada sobre el patriarcado, el acoso, la conciliación familiar, la disparidad de oportunidades, la sexualidad femenina o el exceso de trabajo, pues la labor de planificación, organización y toma de decisiones en el hogar la asumimos mayoritariamente las mujeres. Un trabajo ni reconocido ni remunerado, que puede aumentar el estrés, la ansiedad y que es la base de muchos conflictos en la familia y la pareja.

Hace poco leí una noticia que me dejó helada, decía que el 63% de las madres españolas afirman que todos los días tienen en mente un listado infinito de cosas por hacer, frente al 25% de padres que experimentan esta misma sensación. Eso es la carga mental… la carga de responsabilidades no sólo propia, sino también la ajena.

Y sí, seguro que al leerme estás pensando en ese amigo, vecino o compañero de trabajo al que has escuchado decir en alguna ocasión «yo no soy machista, yo ayudo en casa», incluso es posible que les pillaras ejecutando alguna labor de limpieza de la misma en algún momento, pero la mayoría se limita a ejecutar órdenes que, a menudo, deben ser verbalizadas más de una vez y de forma convincente, por una mujer. Esto se traduce en: «¿puedes bajar la basura? ¿has llamado a tu padre para felicitarle por su cumpleaños? ¿has reservado el alojamiento para las vacaciones?»

A más de uno le chirriarán los oídos ahora mismo, incluso puede que se avergüence de que su compañera, su hermana, su madre o su jefa le hagan éstas preguntas, y más si es delante de algún amigo, la pregunta ahora a hacerles sería ¿por qué esperan a que se les formulen éstas preguntas y no se ponen manos a la obra proactivamente?. La respuesta es sencilla, es más fácil. Planificar y organizar mentalmente nuestras vidas, trabajos y relaciones requiere de energía, tiempo y dedicación, y si te lo dan hecho… pues mejor que mejor… ¿no?

El problema es que las mujeres estamos agotadas. Trabajamos dentro y fuera de casa, cuidamos de la familia (la nuestra y la política) y para cuando queremos cuidarnos ya no podemos más. ¿Te suena de algo? Pues sí, amiga, eso que te pasa es que estás sobrecargada por toda la actividad física y mental que haces todos los días del año.

Cuando leí este libro me vi identificada en muchos momentos de mi vida, y también pude ver a través de sus páginas las de algunas amigas que ya han sido madres y sus padecimientos con la medicina obstetricia, con las que no sólo llegué a sorprenderme de lo que se hace con nuestros cuerpos tanto durante el embarazo, en el parto, como tras él… sino que mi nivel de descontento crecio exponencialmente al conocer determinadas prácticas que desconocía por completo.

No sólo te recomiendo que lo leas, sino que una vez leído se lo pases a tu padre, hermano o compañero de vida (si lo tienes), para que también le echen un vistazo, podéis comentarlo juntes y ver qué conclusiones sacáis sobre él y sobre todo, cómo mejorar la situación. ¡Ánimo, el cambio viene desde lo más profundo e íntimo de nosotres!

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