Dora Carrington, la artista que amó libremente

[1893-1932, Reino Unido]

Aprendió a pintar ya de niña, asistiendo a una escuela femenina que promovía el arte, en la que descubrió otra de sus pasiones, la decoración.
Dora poseía una personalidad tan atrayente que fueron numerosos los escritores del círculo de Bloomsbury los que se enamoraron y escribieron sobre ella. Su carrera artística se vio ensombrecida rápidamente por la vida bohemia, por la que acabaría pasando a la Historia.
Fue en el círculo de Bloomsbury donde conoció al escritor homosexual Lytton Strachey, desde el día en que lo conoció, la vida sentimental de la pintora estuvo marcada por un punto y aparte, al igual que su obra.
La atracción fue mutua: ambos se sintieron fascinados por el otro. Brotó la admiración, el respeto y un amor complejo, que fueron materializando en muy distintas formas a lo largo de los años. Su relación con Lytton la vinculó indirectamente al grupo Bloomsbury, el mismo al que pertenecían Virginia Woolf y Vita Sackville, entre otras. Este círculo reivindicaba el sexo y lo liberaba de toda culpa o vergüenza. La ideología del grupo casaba de maravilla con la vida bohemia de Dora y con su defensa de las relaciones sentimentales abiertas. En este marco se desenvolvió siempre con Strachey. Y bajo estos códigos le fue posible mantener una especie de matrimonio a tres, tan típico en el ambiente en que ambos se movían.
Ambos compartieron una relación arriesgada y revolucionaria para la época; pero tremendamente sincera y humana. Estamos ante una mujer rompedora en sus tiempos.
Mientras vivía con Lytton, conoció a Ralph Patridge, del que ambos se enamoraron. Dora y Ralph contrajeron matrimonio y el trío se fue de luna de miel a Venecia. Vivieron juntos durante ocho años en la casa de Ham Spray que compró Strachey. Durante este tiempo, Dora mantuvo relaciones con otras mujeres, manteniendo su estilo de vida libre, tal como lo hacían, a su vez, Ralph y Lytton.

Cuando Lytton enfermó gravemente, Dora cayó en una gran depresión, y viendo venir la muerte de este, decidió poner fin a la suya encerrada en el garaje de su casa con el coche en marcha e inhalando los gases. Ralph llegó a tiempo de evitar la tragedia. Pero dos meses después de perder a Lytton, Dora no encontraba aliciente que la empujara hacia adelante. No era capaz de encajar la muerte de quien dio sentido a su vida. Fue entonces cuando llevó su plan a término y su última voluntad se hizo realidad. Esta vez Ralph no estuvo allí para impedirlo. Una bala fue suficiente para poner fin a la agonía de vivir en un espacio en el que Lytton ya no existía.
Dora fue una mujer fuerte y apasionada que se atrevió a vivir la vida en libertad.

Que su nombre no se borre de la Historia

Podéis ver el tráiler de la película basada en su vida, titulada Carrington aquí

 

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